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La llamada Dieta Sensorial es un programa individualizado de actividades o de modificaciones ambientales que ayudan al niño con trastornos sensoriales a tener un mejor desempeño en los ambientes en los que interactúa: en casa, en el colegio, en el parque, en la supermercado, o hasta con su misma ropa, si le es cómoda o no.
La dieta sensorial provee al niño de oportunidades para recibir los estímulos sensoriales que necesita en su día a día, permitiéndole mejorar su funcionalidad y su participación.
Nosotros aprendemos y entendemos el mundo a través de nuestros siete sentidos (Debemos recordar el sentido Propioceptivo y vestibular). A través de los procesos sensoriales transformamos la información proveída por las sensación que viene de nuestro cuerpo y las que provienen del ambiente, en mensajes con significado, los cuales nos impulsan a actuar.
Las personas que tienen problemas en procesar la demás, no tienen una información muy exacta y fiel de sus cuerpos ni del ambiente. Esto es lo que llamamos: Trastorno de Integración Sensorial.
La mayoría de las personas con autismo tienen este trastorno en mayor o menor grado. Por lo tanto, es muy importante trabajarla desde la niñez con profesionales. Esta área especifica la manejan muy bien los Terapeutas Ocupacionales. Muy importante asistir con Terapeutas que sepan manejar al niño y las situaciones a enfrentar con esta dieta, que nada tiene que ver con alimentación.
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Es muy importante descubrir cada punto de la sensibilidad en el pequeño a medida que avanzamos con la dieta y la terapia.
Las dietas sensoriales pueden incluir:
Ponga mucha atención en casa con que juega el niño ¿Qué texturas prefiere y cuáles no? ¿Cuál música le es más agradable (Sin pantallas)? ¿Qué colores le gustan? Todo esto debemos tenerlo presente y con la ayuda de nuestra terapeuta podremos ayudar a nuestro hijo a manejar mejor sus emociones.
Con información de varios medios.